United 93


Un respetoso homenaje


El director Paul Greengrass logró la difícil hazaña de plasmar la dura versión de los eventos que rodearon al Vuelo 93 el 11 de septiembre de 2001.

United 93 no ofrece análisis o explicaciones. La cinta se limita a revivir esos 90 minutos.

Se desarrolla prácticamente en tiempo real, haciendo cortes entre los eventos a bordo del United 93, el único avión de los cuatro secuestrados que no alcanzó su blanco, y la confusión en la tierra. Greengrass logra evocar nuevas angustias mostrándonos cómo el escenario se entretejió entre todos los protagonistas de ese día.

¿Pero qué pasa al final de la historia? Greengrass evidentemente no está de acuerdo con las implicaciones de que los pasajeros llevaron a cabo un acto de inmolación. En su visión, los pasajeros tienen la idea ingenua de emplear a uno de los suyos, un piloto, para aterrizar el avión.

La cinta se inicia con esas primeras horas de la mañana en las que los cuatro secuestradores se preparaban para cumplir lo que ellos creían era su deber. Vemos imágenes del aeropuerto de Newark, los pasajeros ignorantes de que su futuro no incluye un final feliz. Los controladores de tráfico aéreo, muchos interpretándose a sí mismos, están en su día a día hasta que la tragedia se muestra en sus pantallas.

A partir de ese punto, la cinta escala en desgracia, hasta que Greengrass concentra los momentos finales en el avión. Es aquí donde su autocontrol y respeto me impactaron, presentándonos a un grupo de personas atrerrorizadas al confrontar una muerte inminente y tratando de cambiar su destino. No hay sentido de heroismo o deber nacional. Es duro, triste y devastador, pero es una historia que todo el mundo debería ver, para que nunca se olviden los horrores a los que cientos de vidas inocentes estuvieron expuestos sin ninguna justificación.

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