Gladiador

Ganadora del Oscar a la Mejor Película en 2001


Guerrero colosal, héroe sin paralelo


Un César con algo de sentido común no tendría opción: Gladiador se merece la señal de APROBADO, no con uno, sino con los dos pulgares arriba. Con tecnología digital de última punta, la épica romana del director Ridley Scott nos trae de regreso la gloria que fue Roma.

A punto de morir, el emperador Marco Aurelio toma la decisión de nombrar como su sucesor a Máximo, general de su ejército, con la esperanza de que él proteja a Roma y devuelva el poder al pueblo. Pero su hijo Cómodo, decidido a no cumplir la voluntad de su padre, desatará una cadena de eventos que cambiará el futuro del Imperio Romano.

Máximo deberá sobrevivir a la ira celosa de Cómodo, el asesinato de su familia y la infamia de ser esclavo. Pero será justo como un gladiador que Máximo hallará la manera de servir de nuevo a Roma y cumplir la promesa hecha al difunto Marco Aurelio.

Reviviendo toda la pompa y ceremonia de las civilizaciones antiguas, Gladiador los deslumbrará con batallas extraordinarias, escenas de pelea realistas y unas vistas admirables de Inglaterra, Malta, Italia y Marruecos.

Russell Crowe es un magnífico gladiador; una combinación de cerebro, músculos y alma noble, que lo coloca en el mismo rango de Kirk Douglas en Espartaco o Charlton Heston en Ben Hur. Su Máximo es un héroe en toda la extensión de la palabra, virtuoso, genuino, carismático y muy, muy humano.

El resto del reparto es magnífico, desde la selección de Joaquim Phoenix como el despreciable Cómodo, cuyos resentimientos y celos son palpables, hasta Richard Harris en su pequeño pero impactante papel de Marco Aurelio. Excelentes son Oliver Reed (quien falleció unos días antes de culminar el rodaje), soberbio como el ex gladiador Próximo, Connie Nielsen en el papel de Lucilla, Djimon Hounsou como Juba y el veterano Derek Jacobi como el senador Gracchus.

Bajo la dirección de Ridley Scott Gladiador triunfa al encontrar un perfecto balance entre acción y emoción. Su foco principal está en los personajes y el flujo de una historia que captura la importancia de nuestras acciones. Sus protagonistas emiten vitalidad, en el campo de batalla, en la arena sangrienta y sobre todo, nos convencen que vale la pena vivir o morir por nuestros valores e ideales.

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