Avatar

 
  
  

En un futuro distante, un soldado parapléjico llamado Jake Sullivan (Sam Worthington) es reclutado para una misión de contrainteligencia en un planeta extraterrestre llamado Pandora. Utilizando un Avatar -una especie de clon de su ADN y del ADN de los Na'vi, habitantes de Pandora- Sullivan debe aprender su cultura y estilo de vida. Y mientras el ejército terrícola planifica la toma y destrucción de Pandora, Sullivan se verá obligado a comprometer su lealtad entre los humanos y la raza Na'Vi.

Hace 4 años, el "Rey del Mundo" anunció Avatar como su próximo proyecto, y desde ese entonces hemos esperado el estreno de esta épica de ciencia ficción y ver si Cameron podría superarse a sí mismo.

La respuesta es sí y no.

Una maravilla visual, un logro a nivel tecnológico, Avatar es todo eso y más. Es el producto de un perfeccionista que conoce a las masas y sabe cómo complacerlas. Y manipularlas.

Pero a pesar de toda esa deslumbrante parafernalia tecnológica, no es LA mejor película de Cameron. Que me perdonen los fanáticos, pero es que Titanic me gustó más a pesar de su tono rosa y cursilón. Avatar es demasiado ambiciosa como para darse el lujo de tener una historia tan predecible y floja.

Tal como Titanic, Avatar es una épica romántica donde las diferencias separan a sus protagonistas, donde la destrucción de la naturaleza, el amor y la tolerancia son temas relevantes que a menudo se ven opacados por los efectos especiales. Es un pasticho de Danza con Lobos, Corazón Valiente, Pocahontas y El Último Samurai.

No quiero hablar de actuaciones porque apartando a Sigourney Weaver, no hubo mucho que me cautivara en ese departamento. Para mi el protagonista de este cuento es Cameron y él tiene méritos porque es un visionario que una vez m
ás corrió un riesgo profesional y orquestó esta fantasía que dejará a más de uno boquiabierto.

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