Publicada en 1998.
El hechizo no murió a la medianoche
El hechizo no murió a la medianoche
Más allá de ratones que cantan y calabazas transformadas en carrozas que desaparecen con la última campanada que indica la llegada de la medianoche, Por Siempre: Cenicienta, una Historia de Amor, es una encantadora reinterpretación del clásico cuento de hadas.
Danielle (Drew Barrymore) pierde su padre a los 8 años, quedando bajo el cuidado y las órdenes de su madrastra, la Condesa Rodmilla (Anjelica Houston). Notando su fortaleza de carácter, Rodmilla toma ventaja sobre la pequeña y le asigna las tareas del hogar, labores que ella cumple durante 10 años. Son estos quehaceres y las enseñanzas de su padre los que hacen de Danielle una joven trabajadora, defensora sus ideales a toda costa.
No es una sorpresa cuando Danielle conoce al Príncipe Henry -futuro heredero de la corona francesa-, que él quede atrapado por su inteligencia y pasión. Desafortunadamente, creyendo que no está a su altura, Danielle miente acerca de su condición social.
Se necesita mucho ingenio para crear y despertar interés por una historia que ha sido contada miles de veces, pero los guionistas de Por Siempre... están a la altura de la tarea. Asimismo, sus directores de fotografía y vestuario capturan el esplendor de la época con gran colorido visual.
Las actuaciones son buenas, logrando el reparto entero buena química. Drew Barrymore trae a la vida a una Cenicienta con gracia. Como su madrastra, Anjelica Houston es gloriosa y parece haber nacido para interpretar el malvado rol.
Por Siempre... resulta ser encantadora de principio a fin. Sobre todo porque esta joven no necesita de calabazas, hadas madrinas o príncipes, para vivir por siempre feliz.
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