CÁPSULAS- Gran Torino

He always makes my day...

Sinopsis: Esta es la historia del veterano de guerra Walt Kowalski (Clint Eastwood), un viejo gruñón que no tiene mucho que hacer salvo tomar cerveza e insultar a sus vecinos coreanos; en la casa conjunta vive Thao (Bee Vang), un joven que es obligado a iniciarse en las andanzas de la pandilla local robádole el carro a Walt, un Gran Torino en estado impecable. El desprecio de Walt no sólo se limita a los orientales, sino que se extiende a sus hijos, con quien nunca ha podido tener una buena relación. Pero una invitación a una parrillada pavimenta el camino para que el resentimiento de Walt contra la familia de Thao disminuya y se convierta poco a poco en la figura paterna que tanto necesita el chico, cambiando la vida de todos.

El currículum de Clint Eastwood sigue creciendo, y cuando uno da una mirada retrospectiva a su cuerpo de trabajo, no puede menos que impresionarse con este caballero. Aquí nos presenta una historia de redención que difícilmente podría ser calificada de original, pero que tiene el poder de convertirse en una parábola sobre cómo algunos seres humanos estan alienados unos de otros. De nuestros vecinos, de nuestros hijos, de nuestros entornos. El gancho del film viene de los personajes de la familia vecina, porque Walt en particular, es bastante desagradable: antisocial, racista, intolerante, ateo y pare de contar. Pero en Thao se materializa su última oportunidad de congraciarse con el mundo y establecer una relación más significativa y plena que la que ha tenido con su propia prole. La cinta alcanza su cúspide sentimental hacia el último acto, sin embargo Eastwood no permite que la manipulación de nuestras emociones sea grotescamente descarada.

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