The only place I get hurt is out there
Confieso que vi está película obligada. Porque a mi nunca me gustó Mickey Rourke. Ughh.
Y la verdad es que cómo me alegro de no habérmela perdido.
Dirigida por Darren Aronofsky, El Luchador me dejó sin palabras y hecha un mar de lágrimas. Decir que es buena es quedarme corta. Es un film melancólico, trágico y brutal, pero tan conmovedor y humano que no puedo dejarlo pasar por debajo de la mesa. Es ASI de bueno.
Ambientado en la actualidad, El Luchador nos cuenta la historia de Randy "El Carnero" Robinson, un luchador una estrella de los años 80 que ahora no es ni la sombra de lo que fue. Solitario, viejo y olvidado, pareciera sólo cobrar vida cuando está en un ring llevando golpes. Y es que los puñetazos, patadas y cortadas son más soportables que los que tiene que enfrentar cuando regresa a su vida normal.
Un infarto al corazón le cambia la vida a Randy, quien tiene que dejar el cuadrilátero y adoptar una nueva rutina. Y miren que él trata. Trata de relacionarse románticamente con con una bailarina a la cual frecuenta en un bar (Marisa Tomei), trata de enmendar su relación con su hija (Evan Rachel Wood) e incluso trata un cambio de carrera, aceptando un puesto en un supermercado local. Trata y trata, pero su corazón está en el mortal ring.
Esta cinta pertenece a Mickey Rourke y la extraordinaria actuación que nos regala. Usando, quizás, los mismos demonios que por años lo han atormentado, Rourke perfila a un Randy que se arrepiente de las decisiones que ha tomado, y de las que no ha tomado también, pero que está orgulloso de sus logros en el ring, el único lugar donde se siente especial, a pesar del dolor y las golpizas. Este es un hombre que no tiene otra salida sino ser quien es, hacer lo que hace y vivir -y quizás morir- como lo hizo siempre.
Yo, me quito el sombrero.
Y la verdad es que cómo me alegro de no habérmela perdido.
Dirigida por Darren Aronofsky, El Luchador me dejó sin palabras y hecha un mar de lágrimas. Decir que es buena es quedarme corta. Es un film melancólico, trágico y brutal, pero tan conmovedor y humano que no puedo dejarlo pasar por debajo de la mesa. Es ASI de bueno.
Ambientado en la actualidad, El Luchador nos cuenta la historia de Randy "El Carnero" Robinson, un luchador una estrella de los años 80 que ahora no es ni la sombra de lo que fue. Solitario, viejo y olvidado, pareciera sólo cobrar vida cuando está en un ring llevando golpes. Y es que los puñetazos, patadas y cortadas son más soportables que los que tiene que enfrentar cuando regresa a su vida normal.
Un infarto al corazón le cambia la vida a Randy, quien tiene que dejar el cuadrilátero y adoptar una nueva rutina. Y miren que él trata. Trata de relacionarse románticamente con con una bailarina a la cual frecuenta en un bar (Marisa Tomei), trata de enmendar su relación con su hija (Evan Rachel Wood) e incluso trata un cambio de carrera, aceptando un puesto en un supermercado local. Trata y trata, pero su corazón está en el mortal ring.
Esta cinta pertenece a Mickey Rourke y la extraordinaria actuación que nos regala. Usando, quizás, los mismos demonios que por años lo han atormentado, Rourke perfila a un Randy que se arrepiente de las decisiones que ha tomado, y de las que no ha tomado también, pero que está orgulloso de sus logros en el ring, el único lugar donde se siente especial, a pesar del dolor y las golpizas. Este es un hombre que no tiene otra salida sino ser quien es, hacer lo que hace y vivir -y quizás morir- como lo hizo siempre.
Yo, me quito el sombrero.
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