Y el Oscar va para todos...
Un grupo de actores malcriados y ególatras encabezados por Ben Stiller se encuentra en Vietnam rodando la que será la "película de guerra más grande de la historia". Cuando los excesivos costos de producción amenazan la realización del filme, el director, en un ataque de frustración lleva a su reparto a las profundidades de la jungla para exacerbar el "realismo", donde los despistados actores inadvertidamente se topan con verdaderos guerrilleros que pondrán en juego desde su película hasta sus vidas.
Y eso, señores, en 5 líneas se supone que es Tropic Thunder. Pero no se engañen.
Escrita y drigida por el mismo Stiller, esta es la parodia más grande que se haya podido ver sobre la industria del cine. Parte Pelotón, parte Apocalipsis Ahora, Tropic Thunder es una sátira del mundo donde el mismo Stiller se nació y creció. Y que divertida es...
El actor se mofa de todos esos clichés y lugares comunes que suelen plagar las películas de guerra, mientras nos muestra que Tom Cruise puede ser -y es- un actor bastante cómico.
Tenemos al idiota actor de películas de acción que se muere por ganar el Oscar (Stiller). El actor metódico que es capaz de someterse a un tratamiento de pigmentación para interpretar a un actor de color (genial Robert Downey Jr.), el comediante balurdo y drogadicto que quiere ser tomado en serio (Black), el rappero que quiere ser actor y el actor principiante que quiere ser, pues, actor...
Stiller hace bien su tarea burlándose de todos los estereotipos hollywoodenses, desde los agentes hasta los magnates. Hay exageración, ofensas, bromas asquerosas, divertidas e incluso fastidiosas, pero el sólo placer de ver a Downey Jr. en su disfraz de negro y al Cruise bailando un Hip-Hop, bien valen la pena para el público amante del sarcasmo y unas risas que no están de más.
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