Parece mentira que hayan pasado 10 años desde que Harry Potter lanzara su hechizo en la gran pantalla. Lo que se inició como un nuevo despertar de la lectura infantil se transformó en un fenómeno de masas sin precedente que hoy día ya forma parte de la cultura (para bien o para mal). Libros, juguetes, películas y hasta un parque temático. Su huella en la historia está asegurada, tanto por sus seguidores como por sus detractores, y tal como en el 2007 alcanzamos un punto culminante con la publicación del séptimo y último libro de la saga, hoy con su versión cinematográfica nos tocó nuevamente decir adiós.
¿Qué les puedo decir de esta película que ustedes ya no supongan o adivinen? No mucho, los cimientos de la historia ya fueron marcados en la primera parte, y esta cinta sólo da el cierre apropiado a todas esas acciones que se pusieron en movimiento desde la culminación del sexto episodio. Es el momento de la confrontación final entre "el niño que vivió" y Voldemort, es tiempo de que la profecía enunciada 18 años atrás se cumpla. Es la hora de que sólo una fuerza prevalezca por siempre.
La historia de Harry Potter es una que ya hemos visto pero que no parece cansarnos, la de un héroe con una misión descomunal: librar al mundo del mal que lo amenaza; un héroe lleno de conflictos, debilidades, que debe someterse una y otra vez a difíciles pruebas, que debe sufrir el dolor, la muerte y la culpa, pero que también goza la fortuna de experimentar las emociones más ricas del ser humano: el amor, la lealtad y la amistad incondicional. HP representó un proceso de crecimiento y madurez no sólo para sus tres protagonistas, sino para los personajes de apoyo que lo acompañaron durante 7 episodios. El temeroso se hizo valiente, el cobarde se hizo más cobarde, el sabio completó su ciclo y el villano, pues, el villano se encontró con su destino.
Siete películas, unas mejores que otras, nos llevaron a este clímax. Dos horas y media de batalla, donde vimos justicias, injusticias, despedidas, revelaciones y sorpresas (para quienes no conocían el desenlace). Un nostálgico desfile de recuerdos asaltó mi memoria mientras los ya conocidos acordes de la música de John Williams volvieron a sonar por última vez. Los talentos más renombrados de Gran Bretaña regresaron -aunque fuera por breves segundos- para rendir honor a su fanaticada y ayudarnos a decir un hasta luego agridulce, porque cuando pasas una década conociendo y preocupándote por el destino de unos personajes, por más ficticios que estos sean, llegado el temido momento de dejarlos ir, no lo haces sin evitar sentir un pequeño dolor. Afortunadamente, esas horas de disfrute vividas en miles de páginas, en cientos de escenas siempre estarán ahí para reconfortarnos. Y eso, señores, es verdadera magia. Hasta siempre, Harry.
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