Surrealista
como Dalí, apasionado como Hemingway, alocado como Zelda Fitzgerald,
embriagante como Cole Porter. Woody Allen los engloba a todos (y a muchos más)
en su creación más fresca y burbujeante, Medianoche en París.
Ambientada
en la ciudad de la luz, cuna y hogar de grandes artistas y pensadores, Medianoche en París
es una fantasía encantadora que nos hace viajar a la Era Dorada, evocando esa
desgastada frase "todo tiempo pasado fue mejor" y nos da una merecida
pero sutil lección sobre el por qué no debemos aferrarnos a semejantes premisas.


La ciudad
del amor jamás se vio tan deslumbrante. Allen captura cada uno de sus ángulos,
sus cambios de estaciones, de clima, temperamentales como los sentimientos
humanos. Porter canta a lo lejos Let's Do It, Let's Fall In Love y uno no
puede sino sucumbir a su voz y a esta infecciosa, dulce, ilógica, divertida,
romántica invitación que Allen nos hace a perdernos entre los callejones que
han albergado a tantos seres atormentados, amantes, neuróticos, insatisfechos,
inseguros, eternamente enamorados.
Comentarios
Y me parece que Wilson hace una estupenda imitación de Woody!
Linda peli. Me devolvió la fe.